En este momento respondería que aún en crisis. Pero ¿cuándo no existe una? No es normal definitivamente ni estable, ni siquiera podemos decir –ya yendo muy teórico – que se trate de una estabilidad irregular. Todo lo contrario, pues aunque no ocupan las primeras planas de los periódicos, muchos conflictos siguen sus respectivos procesos; es decir, se mantienen dentro de ciertos márgenes que los hacen predecibles y por consecuencia, no resultan muy atractivos en términos mediáticos.
La economía sigue dominando el espectro de la información global, innegable. La política, sometida a la prueba de la economía enfrenta un difícil momento pues ante escenarios preelectorales es posible vislumbrar cambios de tendencia. Y como detalle, aún la opinión pública vive encantada con la idea de tener en los Estados Unidos como presidente a Barack Obama, tanto que fue reconocido con el Premio Nobel de la Paz –dudoso incluso para él mismo dada su sorpresa al enterarse, sobre todo si recientemente anunció planes de una nueva ofensiva en Medio Oriente… Finalmente, la arena de las relaciones internacionales muestra indicios de reconfigurarse en un orden será marcado por las voluntades políticas de Beijing y Washington, pese a que ambos estén emprendiendo sus primeras batallas en lo que será una futura guerra comercial. En lo personal, irónico dado el enfoque económico que cada uno tiene aunque también, predecible.
Con esta revisión puedo deducir que el mundo ahora mismo vive un momento de normalidad, 2009 será un año que pasará a la historia como uno más, sobre todo por no haber tenido el honor de albergar en sus días Juegos Olímpicos ni Mundial de Fútbol, en lo que se refiere a notas que lo marquen como destacable; y finalmente, por no tener un mayor escándalo que el pintoresco golpe de Estado de Honduras, posiblemente su huella quede indeleble en la cultura pop al ser señalado como el año en el que murió Michael Jackson, el cual ha sido hasta hoy el momento más significativo que el cierre de esta década presenta.
Pese a que las finanzas muestran cierta incertidumbre y la recuperación económica pueda tardar entre uno y dos años más desde este momento, todo lo demás es estable. ¿Eso quiere decir que estamos en la víspera de una crisis? Posiblemente – yo diría. Con toda certeza podría afirmar que es de esperarse una oleada de cambios drásticos a nivel nacional e internacional, y a partir de esas variaciones en la estructura económica y política surgirán las consecuentes fricciones que podrían nuevamente inyectarle irregularidad al sistema y prosperidad al consumidor.