Mentiría si no dijera que me echo uno o dos diarios y algunas veces con demasiadas ganas de manera continua por varias horas. Incluso he optado por llevarme conmigo alguno para matar horas muertas sin tener nada mejor que hacer, sobre todo después de actividades que impliquen demasiado pensamiento o trabajo intelectual. Después de todo un poco de aturdimiento no le viene mal al cerebro de vez en cuando.
A veces cuando la gente me mira suele escaparse algún ojo indiscreto y las menos, curioso, pienso yo, queriendo imitarme. Los viejos desde luego, miran con desconfianza cuando hago estas cosas y con rareza suelen reprochar con ojos fijos lo que estoy haciendo. Total no le hago daño a nadie. Recuerdo que inicié muy joven, teniendo unos cuatro o cinco años ya mostraba la tendencia a engancharme con ello, al tiempo que mis padres y uno que otro metiche me decía que a costa de mi salud.
Por esos tiempos, ya más crecido, al acudir a un mandado; es decir, a hacer un encargo diligenciado por la figura materna, me gastaba el cambio en mi objeto de deseo. Recuerdo que al principio no era muy bueno pero ya mis estancias en la farmacia eran preocupantes, aunque gradualmente fui ganando habilidad y eso aumentaba, mi ya de por sí dilatado, tiempo fuera de casa. En torno a ello, aprendí la maña de tener habilidad con los dedos y aprovechar cada ventaja cedida, a la par unas cuantas mentadas y vuelcos de lenguaje. Pronto me gané un esbozo de lo que un adulto entiende por respeto y adulación, adquirí la forma de miedo con tan sólo nueve años. Tengo que decir que no era experto en toda rama de este arte pero en lo que si, era prácticamente invencible. Ahí descubrí que el conocimiento es poder y que muchas veces sólo bastaba mover un dedo, al menos repetidamente. Aunque en casa tenía mi dotación y cierta respetabilidad en el ámbito, el respeto de la calle fue lo que la convirtió en una seductora opción.
Si acaso mis palabras han hecho pensar otra cosa que no sean los videojuegos, lamento decepcionarlos. Hoy mismo me presento con mis veintiséis años como un apasionado de ellos. Y admito, igualmente, seguir siendo tan bueno como siempre lo he sido.
¿Qué juegos y cuándo? Eso lo contaré después.
Seeing you in action is a joke
Blanka, Street Fighter II Champion Edition